Motivos para la prescripción de antimicrobianos. Sospecha de infección. Profilaxis. Tiempo en iniciar el tratamiento. Situaciones clínicas en las que no hay que indicar antimicrobianos
SITUACIONES CLÍNICAS EN LAS QUE NO HAY QUE INDICAR ANTIMICROBIANOS
Una de las normas básicas del uso de antimicrobianos en todo tipo de pacientes es usarlos sólo cuando exista sospecha o confirmación clínica o microbiológica de infección. Sin embargo, como se ha comentado anteriormente en los pacientes críticos se ha demostrado que el tiempo es clave para la supervivencia del paciente por lo que se recomienda tratar precoz y empíricamente con antibióticos de amplio espectro (en función del probable origen de la infección, características del paciente y situación clínica). Por ello, ante las dudas, se administran antibióticos en muchas situaciones en las que no son necesarios.
Situaciones clínicas frecuentes en pacientes críticos en los que no hay que administrar antibióticos (10):
- Patologías agudas que cursan con inflamación de tejidos. En pacientes críticos puede ser difícil diferenciar una respuesta de sepsis frente a una infección de un síndrome de respuesta inflamatoria sistémica frente a otros estímulos inflamatorios de naturaleza no infecciosa (traumatismo, poliartritis, pancreatitis, vasculitis, hemorragia) y que inicialmente cursan con una sintomatología parecida. Como norma general no se deben administrar antibióticos en pacientes con estado inflamatorios severos de origen no infeccioso (pancreatitis, quemaduras) en ausencia de datos microbiológicos que confirme la sobreinfección o respuesta sistémica de sepsis o shock séptico.
 - Identificación de microorganismos patógenos, incluidos aquellos multirresistentes, en muestras de vigilancia, en ausencia de signos clínicos de infección. Los microorganismos identificados en muestras de vigilancia de pacientes sin infecciones no deben de tratarse. En estos casos, el conocimiento de que el paciente es portador de una determinada bacteria multirresistente (BMR) en mucosas puede orientar el tratamiento empírico de un proceso infeccioso que se presenta posteriormente con signos de sepsis o shock séptico.
 - Identificación de microorganismos saprofitos, presentes de forma habitual en la flora endógena primaria, en muestras clínicas. La presencia de Staphylococcus epidermidis y de otros Staphylococcus coagulasa negativa, Corynebacterium spp, Bacillus spp., identificados en muestras de esputo, heces, piel, drenajes, aspirado traqueal e incluso en muestras invasivas pulmonares o en sangre deben ser interpretados en el contexto clínico en el que se encuentre el paciente. No se debe iniciar un tratamiento antimicrobiano sólo por el aislamiento de microorganismos. En el contexto de la incertidumbre diagnóstica, biomarcadores como la proteína C reactiva (CRP) y la procalcitonina (PCT) son útiles para estimar la presencia de una infección bacteriana.
 - Identificación de microorganismos patógenos en muestras clínicas no relacionadas con el foco primario de infección. En los pacientes críticos diagnosticados de una infección (neumonía, peritonitis, meningitis,…) o de otro proceso no infeccioso cuando aparece fiebre durante su estancia en UCI es habitual buscar el origen de la fiebre. Para ello se obtienen muestras de diferentes localizaciones (catéteres, orina, broncoaspirado, heces, LCR,...) en las que es frecuente la identificación de bacterias saprófitas o de hongos. La presencia de hongos o bacterias en orina, drenajes, piel o secreciones bronquiales no es criterio de infección. La bacteriuria y candiduria en presencia de otro foco conocido de infección suele ser asintomática y no deben indicarse antibióticos o antifúngicos para su tratamiento.
 
