Área: AFT al paciente con enfermedades infecciosas
Competencia: Atención farmacoterapéutica en infecciones en el paciente inmunocomprometido
Atención farmacoterapéutica en infecciones en el paciente inmunocomprometido
Etiología y presentación clínica de las infecciones
Los pacientes con trasplantes alogénicos tienen más riesgo de infección tras un TPH.
Después de los regímenes de acondicionamiento intensivos para eliminar células malignas y evitar el rechazo de células donantes, los pacientes pueden permanecer profundamente neutropénicos 3-4 semanas. En este período pre-trasplante, los pacientes están en riesgo de sufrir las mismas complicaciones infecciosas que se producen en pacientes con cáncer granulocitopénicos (infecciones bacterianas y fúngicas)
Bacteriemia por Gram-negativos en 20% de pacientes con mortalidad hasta el 25% .
Las infecciones fúngicas (Candida y Aspergillus spp), son graves incluso con complicaciones mortales. La tasa de mortalidad asociada con aspergilosis invasiva puede llegar al 90%.
Se debe determinar la serología de HSV y CMV antes del trasplante.
Riesgo de graves infecciones por HSV el primer mes después del trasplante. Sin profilaxis, 80% de pacientes seropositivos experimentan enfermedad mucocutánea tras la quimioterapia intensiva frente al 25% de los seronegativos.
Defectos en la función de neutrófilos, la inmunidad mediada por células y humoral persisten varios meses después del trasplante y predisponen a complicaciones.
EICH aguda y crónica dan prolongados períodos de inmunosupresión e infecciones.
Alto riesgo de CMV los primeros años post-injerto. 70% de los pacientes seropositivos desarrollan la enfermedad tras el trasplante frente al 3% de los seronegativos. Otros factores de riesgo de enfermedad por CMV son: edad avanzada, desajuste de antígeno del linfocito humano, irradiación corporal total, regímenes multiagente, y EICH.
Pacientes sin evidencia de infección latente por CMV (CMV seronegativos antes del trasplante) pueden desarrollar la enfermedad después de recibir la médula ósea o los productos sanguíneos de donantes CMV-seropositivos.
La manifestación clínica más grave del CMV es la neumonía intersticial: fiebre, disnea, hipoxia, tos no productiva, e infiltrados pulmonares difusos. Se da en 40% de los pacientes con TPH alogénico. La neumonía intersticial también puede ser por: P. jiroveci, VZV, daño pulmonar por radiación y quimioterapia.