La amplia utilización de los antitrombóticos, especialmente los orales, y los problemas de seguridad, han potenciado la investigación de nuevos fármacos antitrombóticos.
El desarrollo de nuevos anticoagulantes va dirigido a lo que ha sido definido por Haremberg el al46 como el anticoagulante ideal, con las siguientes características: Inicio rápido de acción y vida media corta, farmacocinética predecible, administración oral, metabolismo no dependiente del CYP2C9 o del VKORC1, disponibilidad de antídoto y coste adecuado.
Como podemos ver, uno de los aspectos que se valoran como importante, es la ausencia de riesgo de interacciones farmacológicas.
En la busqueda del anticoagulante ideal, se han registrado nuevos anticoagulantes como el dabigatran y el rivaroxaban, y se han diseñado nuevas moléculas inhibidoras de la trombina como argatroban, o del factor Xa, como el apixaban y el razaxaban.
Sin llegar a ser los anticoagulantes ideales, dabigatran y rivaroxaban presentan un mejor perfil de seguridad, teniendo en cuenta el aspecto de las interacciones farmacológicas que los cumarínicos AVK, pero como hemos visto a lo largo del módulo no se ha conseguido el riesgo cero.
Respecto a los antiagregantes ha ocurrido algo similar. Se han desarrollado nuevas moléculas que no requieren metabolización hepática por los isoenzimas del citocromo P450, como ticagrelor y cangrelor, que aunque de administración parenteral, presentan aspectos que se valoran como muy importantes y que pueden ser decisivos a la hora de establecer su papel en la terapia antitrombótica.