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Área: AFT al paciente con enfermedades infecciosas Ir a Diagrama de Áreas de Formación de la SEFH

Competencia: Atención farmacoterapéutica al paciente con infección del tracto respiratorio inferior

Atención farmacoterapéutica al paciente con infección del tracto respiratorio inferior

A) Bronquitis Aguda

EPIDEMIOLOGÍA y ETIOLOGIA

La bronquitis aguda se presenta con mayor frecuencia durante los meses de invierno, siguiendo un patrón similar a los de las infecciones agudas de las vías respiratorias. Los climas fríos y húmedos y la presencia de altas concentraciones de sustancias irritantes (por ejemplo, la contaminación atmosférica, el humo del tabaco) pueden precipitar ataques.

Los virus respiratorios son, con diferencia, los agentes infecciosos más comunes asociados con la bronquitis aguda. Los virus del resfriado común (rinovirus y coronavirus) y patógenos del tracto respiratorio inferior (el virus influenza y adenovirus) representan la mayoría de los casos. En los niños, se observan patógenos similares, con la adición del virus de la parainfluenza.

Aunque la incidencia real queda por definir, M. pneumoniae parece ser una causa frecuente de bronquitis aguda. Además, C.pneumoniae (también referido como Chlamydophila) y B. pertussis (agente responsable de la tos ferina) se han asociado con infecciones agudas de las vías respiratorias. Una gran variedad de bacterias, incluyendo S. pneumoniae, Streptococcus sp, Staphylococcus sp. y Haemophilus sp, puede ser aislada de la garganta o del cultivo de esputo. Estos microorganismos probablemente representan contaminación por la flora normal del tracto respiratorio superior en lugar de patógenos verdaderos. Aunque la etiología bacteriana primaria para la bronquitis aguda es rara, la infección bacteriana secundaria puede estar implicada.

PATOGENESIS

La bronquitis aguda es principalmente una enfermedad autolimitada y rara vez causa la muerte. En general, la infección de la tráquea y bronquios causan hiperemia y membranas mucosas edematosas con un aumento de secreciones bronquiales. La destrucción de epitelio respiratorio puede variar de leve a extenso y puede afectar la función mucociliar bronquial. Las evaluaciones epidemiológicas apoyan la creencia que infecciones respiratorias recurrentes agudas pueden estar asociadas con la hiperreactividad de las vías respiratorias y posiblemente la patogénesis de asma o la EPOC.

PRESENTACIÓN CLÍNICA

La bronquitis aguda por lo general comienza como una infección del tracto respiratorio superior con molestias inespecíficas. La tos aparece temprano y es el sello distintivo de la bronquitis aguda. El inicio de la tos puede ser insidioso o abrupto, y los síntomas persisten a pesar de la resolución de síntomas nasales o nasofaríngeas; la tos puede persistir hasta 3 o más semanas. Con frecuencia, la tos es no productiva inicialmente, pero luego progresa, dando expectoración mucopurulenta. En niños mayores y adultos, el esputo expectorado es abundante y; en el niño pequeño, el esputo a menudo se ingiere y puede causar nauseas y vómitos.

Disnea, cianosis, o signos de obstrucción de la vía aérea se observan rara vez a no ser que el paciente tenga enfermedad pulmonar subyacente, como enfisema o EPOC.

La fiebre, cuando esta presente, raras veces excede 39°C y aparece más comúnmente con adenovirus, el virus de la gripe, y las infecciones de M. pneumoniae.

El diagnóstico típicamente se hace sobre la base de una historia clínica característica y el examen físico.

Los cultivos bacterianos de esputo expectorado generalmente son de limitada utilidad debido a la dificultad de evitar la flora normal nasofaríngea en la técnica de muestreo. En casos rutinarios, cultivos virales son innecesarios y con frecuencia no están disponibles. Pruebas de detección de antígenos virales, desarrolladas para identificar antígenos virales de secreciones nasales rápidamente, se pueden obtener en muchos laboratorios de hospital cuando un diagnóstico específico es necesario por motivos clínicos o epidemiológicos. Los cultivos, serologías o el diagnóstico por PCR de M. pneumoniae, y la detección directa en cultivo por inmunofluorescencia o PCR para B. pertussis se deben obtener en casos prolongados o graves cuando las circunstancias epidemiológicas sugieren su participación.

TRATAMIENTO DE LA BRONQUITIS AGUDA

En ausencia de una complicada sobreinfección bacteriana, la bronquitis aguda casi siempre es autolimitada. El tratamiento de la bronquitis aguda es sintomático y de apoyo. Reposo y antipiréticos con frecuencia son todo lo que se necesita. En casos excepcionalmente graves, tratar la deshidratación asociada y el compromiso respiratorio.

TERAPIA FARMACOLÓGICA:

La terapia analgésica-antipirética es útil para aliviar el malestar y la fiebre. Aspirina, paracetamol o ibuprofeno se deben administrar cada 4 a 6 horas. En niños, evitar la aspirina y usar paracetamol como el fármaco de elección debido a la posible asociación entre la aspirina y el desarrollo del síndrome de Reye.

La eficacia antipirética del ibuprofeno parece idéntica a la de aspirina o paracetamol, aunque la duración de su efecto antipirético puede ser ligeramente más largo. Precaución en la administración de ibuprofeno en menores de 3 meses, ancianos y pacientes con función renal alterada.

En pacientes sanos, no hay beneficios significativos descritos con el empleo oral o administrado en aerosol de agonistas B-2 y/o corticoides orales o en aerosol. Una Revisión Cochrane mostró un beneficio limitado de los agonistas B-2, incluso para pacientes con obstrucción del flujo de aire. Sin embargo algunos clínicos pueden iniciar una breve prueba (p.ej., 5 a 7 días) de corticoides orales o inhalados para pacientes con tos persistente (>14 a 20 días). Ningún estudio apoya el empleo de agentes mucolíticos.

No hay evidencias definitivas que apoyen la efectividad de los fármacos de venta sin prescripción para la tos y el resfriado. Contienen combinaciones de antihistamínicos, simpaticomiméticos y antitusígenos que pueden deshidratar las secreciones bronquiales y que podría agravar y prolongar el proceso de recuperación. Aunque no de forma rutinaria, la tos persistente, leve, pueda ser tratada con dextrometorfano; tos más graves pueden requerir codeína intermitente u otro agente similar. Sin embargo, los antitusígenos deberían ser usados con precaución cuando la tos es productiva.

El uso rutinario de antibióticos para el tratamiento de la bronquitis aguda no está recomendado. En pacientes que presentan fiebre o síntomas respiratorios persistentes durante más de 4-6 días o en pacientes predispuestos (p.ej., anciano, inmunodeprimidos), la posibilidad de una infección bacteriana concurrente debe ser sospechada. Cuando sea posible, el tratamiento antibiótico debe ser dirigido hacia patógenos respiratorios sospechados.

Si se sospecha M. pneumoniae, o se confirma por cultivo, serología o PCR, puede tratarse con azitromicina. Alternativa y empíricamente, una fluoroquinolona con actividad contra estos patógenos sospechosos (p.ej., levofloxacino) puede ser usado.

Durante las epidemias del virus influenza A, amantadina o rimantadina puede ser eficaz en la reducción de los síntomas asociados si se administra tempranamente. Los inhibidores de la neuraminidasa (zanamivir y oseltamivir) son activos tanto contra la gripe A y B y pueden reducir la gravedad y la duración del episodio de gripe si es administrado rápidamente y son el tratamiento de elección. Lamentablemente, la incidencia de resistencia de los virus influenza a fármacos antivirales se esta incrementando.